Las bodegas de toda la vida se revalorizan y la creación de bodegas nuevas y actuales está en auge.

Los restaurantes donde se une un buen vino con un buen banquete conquistan a todos. Tras la proliferación de bares especializados en cervezas artesanas o en aperitivos, ha llegado la hora de realzar el vino. Los fabricantes han abandonado el estilo retrógrado que emanaba de sus botellas para dejar paso a uno mucho más fresco y juvenil.

Esta paulatina predilección por el vino se ha establecido, en primer lugar, porque su producción ha ido sufriendo cambios en los que se ha pasado de valorar la cantidad a la calidad. Es por esta razón por la que surgen conceptos como sibaritas del vino, pues estos buscan la exquisitez y la elegancia en la cata.

La inclinación por los productos de proximidad trasciende al vino, y en Barcelona se pueden apreciar la apuesta por las denominaciones del Empordà, Priorat o Penedés entre otros. El vino es tendencia y eso se puede apreciar en el conocimiento básico general que poseen la mayoría de personas que consumen ésta bebida y en las diversas actividades relacionadas con la enología.

El enoturismo se ha popularizado y las catas de vinos han pasado a ser una actividad muy frecuentada por los winelovers. En las fiestas de la Mercè de Barcelona, por ejemplo, se realiza cada año una muestra de vinos y cavas de Catalunya donde se pueden catar vinos de todas las D.O. de Catalunya acompañados de una oferta alimentaria de productos de proximidad.

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