La vid es una planta muy sensible a diferentes agentes patógenos y es por ello por lo que cuanto más delicada es el tipo de uva mayor es el riesgo tiene a tener plagas, enfermedades o malas hierbas.
Por ejemplo, en la segunda mitad del siglo pasado hubo dos enfermedades que se destacaron en todas las viñas europeas, el oídio y la filoxera. En cambio, en la última década son novedad la virosis y los ácaros en los cultivos vitivinícolas de todo el mundo.