Según Goytia (2007, p.455), el turista desea ser algo más que un consumidor; desea ser el protagonista de su experiencia vacacional, una experiencia que se caracteriza por un individuo dueño y protagonista de momentos vividos satisfactoria, libremente y en primera persona. Cuenca (2007, p.316) habla del “turista experiencial”, que es quien vive la experiencia de ver, conocer y aprender lo que visita. Lo que paga no tiene relación directa con el producto que consume, sino con el valor que le da, con la oportunidad de participar activamente de experiencias memorables. (Garai y Saratzaga, 2012).
Las nuevas tendencias en el turismo sugieren que viajar ha llegado a ser un medio para el desarrollo personal, el refuerzo de la identidad y la autoexpresión. Al turista no le basta con simplemente “estar allí”, sino que desea participar, aprender y experimentar el “allí” que visita. (Garai y Saratzaga, 2012).